
Una vajilla digna de Hannibal y una cortina de baño en la que, tal vez, las visitas no se bañen tan tranquilas (especialmente si dices que tu mamá está en una mecedora, uuuhh)

Una vajilla digna de Hannibal y una cortina de baño en la que, tal vez, las visitas no se bañen tan tranquilas (especialmente si dices que tu mamá está en una mecedora, uuuhh)